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Apariciones   2011 - oleo sobre lienzo

La huella aparece como una mancha. Un registro. Una transferencia de imagen. Durante éste procedimiento, la figura adquiere una configuración o una deformación, según se mire, de documento, de registro. Después intervengo ése registro. Durante éste proceso aparece, para mí,la pintura. La elección de los colores la hago a partir de dos motivaciones, en primer lugar tiene

que ver con la emoción que se manifiesta durante la obtención del registro y la transformación de éste, al pasar de un plano horizontal a un plano vertical; la segunda motivación se suscita por la necesidad de dar fuerza a la figura en el espacio pictórico, en este punto busco el color plano, que no inexpresivo. Exploro en el equilibrio, en un sentido formal, de la figura y el fondo.

El proceso anterior de registro-huella-pintura lo ejecuto sólo con el cuerpo humano. La figura humana. Asumo para éste punto al cuerpo no como un objeto de estudio anatómico sino como un medio de expresión para manifestar lo indecible, lo extraño. Durante el proceso me interesa la inveterada pregunta por el retrato y el autorretrato. Lo que acontece al final es una aparición, una

figura que era huella y se ha transformado. Ha aparecido.

 

La acción o el efecto de aparecer, se asocia con lo fantasmagórico y sobrenatural, quién no tiene cuerpo de pronto aparece y su imagen es la de un cuerpo, en la tradición cristiana la aparición tiene una carga sagrada (la aparición de Cristo a los tres días) que no me interesa abordar en la serie, pero tampoco puedo desconocer. El título de la serie lo impide. Sin embargo lo que me

interesa es la reflexión que suscite la pintura cuando no está de por medio un cuerpo sagrado o una deidad, sino un cuerpo, o un fragmento del mismo, que bien podría ser el suyo. Ó el mío. El cuerpo como una aparición.

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