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Rituales para un nido 

La pregunta central de la obra plantea un proceso denominado Proyecto Nido y refiere a una investigación desde la experiencia vital de la paternidad y la realización de diversos rituales alrededor del nacimiento; la acción de apropiar prácticas ancestrales con parteras y la visión del acompañamiento a partir de la medicina tradicional para favorecer la comprensión del ejercicio que supone conformar un núcleo familiar.

 

El nacimiento de mis hijos significó para mi compañera y para mí un proceso análogo a la producción de una obra, en el sentido de explorar diversas sensibilidades, escenarios, prácticas y ritos. 

 

Entiendo al arte como una práctica de poder liberador sin cuyas fuerzas sería imposible destrabar asuntos que se complejizan en la psique, temores y aspectos que encierran e impiden que surja la nueva vida.

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La organización de las diferentes experiencias plásticas, textos y construcciones de imagen se organizan bajo los siguientes momentos en esta libreta de apuntes: 

 

1. Visiones 

2. Acciones

3. Siembra

4. Siembra y nido

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1. Visiones. Dibujos previos

Mediante un tabaquito se pide permiso a la tierra para comenzar una limpía

1. Visiones. Tabaquitos

2. Acciones.

 

Yerbas, infusiones, baños y limpias

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800px-Dysphania_ambrosioides_Blanco1.69.

Artemisa. â€‹

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lustración tomada de Wikipedia.https://es.wikipedia.org/wiki/Artemisia_vulgaris 

Diente de león.

 

Ilustración tomada de wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Taraxacum_officinale

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Cola de caballo

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Ilustración tomada de wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Taraxacum_officinale

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Paico​

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Ilustración Ilustración en Francisco Manuel BlancoFlora de Filipinas, Gran edición, 1880-1883. Tomado de wikipedia

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Fase 1. Ejercicios previos al nacimiento de nuestros hijos Gabriela y Federico 

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Manilla tejida para usar como protección y favorecer el amor. La usé en la mano derecha por una serie de indicaciones propuestas a partir de conjeturas de una abuela del Cauca que no comprendí bien. Por momentos era ornamental (me gusta el amarillo) pero también la usaba con la primitiva lógica de un elemento de protección. La tuve en mi mano desde 2014 hasta 2015 cuando nació mi hija Gabriela. Natalia, mi compañera, uso una manilla verde en el tobillo izquierdo. 

2. Acciones.

 

Escuchar. 

relatos de madres realtos de madres
00:00

Experiencias con la preparación para el parto y siembra de placenta. Voces - silencios - encuentros. 

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2. Acciones.

 

El tambor

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Una noche en luna llena la tierra debía prepararse para la limpia. Se encendió una fogata y mientras las brasas ardían se organizó un círculo. El fuego se encendió en un potrero cercano a la finca en donde íbamos a dormir. Los sonidos de la noche comenzaron a apagarse y cerca de las doce los crujidos de la madera se hicieron más intensos. 

 

Dos personas tomaron un tambor Lakota y comenzaron los golpes. La música de agudos cánticos indígenas acompañaron la preparación del terreno donde debería llevarse a cabo la limpia. El frío nos junto. El tambor adquirió un ritmo constante y se acallaron los contos. La abuela encendió con la lumbre de la fogata un tabaquito. Rotamos el tabaquito dando un par de caladas. La partera y la abuela hicieron unos gestos extraños, una suerte de pases de conjuro. Nos miramos en silencio con mi esposa. evité mirar a las otras personas y me puse a divagar en los hierbajos que comenzaban a chamuscar en la base de la fogata. 

 

No recuerdo cuantas horas más pasaron. Una densa niebla invadió nuestro encuentro. El fuego intenso se redujo a pocas cenizas y entonces la partera nos indicó que era hora de dormir. A la madrugada comenzaría el ritual para limpiar los males. Para destrabar las taras. Para llamar la nueva vida.  



 

La lluvia 

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Las gotas fueron leves. Una llovizna que fue en aumento y terminó en un fuerte aguacero que oscureció el cielo. Los naranjos se lavaron y el sonido del caudal del río arremetió acompañado de los truenos. Los relámpagos iluminaron la tarde agónica. 

 

No podíamos salir. La lluvia intensa nos cerró los caminos. Solo mirábamos en un profundo silencio lo azaroso de la naturaleza. Los cambios que de súbito movilizan o paralizan la vida. En la lluvia pensaba en la pérdida. En “nuestra” pérdida. Ese evento de una vida fallida. Truncada tan solo a semanas de gestación. 

 

Ya había escrito a mi hija Alejandra a propósito de la lluvia. Alejandra que no habita este mundo, que partió en medio del estupor y una pregunta que rondó mi cabeza por casi veinte años. Volvía la lluvia. Volvía el evento que había vivido. Volvía mi mudez. La lluvia. El sonido de esas gotas en mis manos. 

 

Esta vez esa imagen del sonido de la lluvia sería registro. Un constante y lejano sonido que acompañaría parte de los rituales. La lluvia ahora me recoge pero no me paraliza. La lluvia.  El sonido de la lluvia.